A veces creemos que tenemos alas, y brincamos, y volamos, y soñamos, para al final golpearnos con el suelo.
Para poder brincar, y volar, y soñar, hay que dejarse caer muchas veces. Tal vez un día nos salgan alas para siempre y no golpearemos más el suelo.
Foto. Luis E. Aguilar
El Paso TX
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